¿Cómo ha transformado la tecnología nuestras vidas?

Quizá parezca una pregunta bastante retórica, y quizá la respuesta,también, será retórica, pero definitivamente el debate que se genera es increíble. Sin duda alguna los avances tecnológicos han transformado por completo nuestras vidas. Empezando por el internet, el cual es un gran impulsor de cambio por la cantidad de acciones cotidianas y otras extraordinarias que se pueden ejecutar.

Existen muchos pros que se podrían citar sobre la revolución tecnológica que estamos viviendo en el siglo XXI. Y sin embargo, también hay aspectos que no siempre son tan positivos, como la dependencia extrema de los dispositivos móviles.

El sorpasso de unas tecnologías sobre otra.

Si nos ponemos a pensar, en los últimos 10 o 15 años, se han desarrollado tecnologías que han triunfado, como por ejemplo el almacenamiento en la nube, el cual ha adelantado otros sistemas. En los ordenadores de sobremesa y los portátiles ya no hay hueco para lectores de unidad gráfica. Los DVD y los CDRom han caído prácticamente en el olvido, como ya lo hicieran los diskettes a finales de los años 90.

A esto se suman otras tecnologías como el Bluetooth, que guarda mucha relación con la música. Este sistema ya dejó a un lado la conexión infrarroja, que obligaba a los dispositivos a prácticamente estar en contacto el uno con el otro para intercambiar información. No obstante, desde hace unos años se ha popularizado si cabe aún más el Bluetooth gracias a los auriculares inalámbricos. Y si toca hablar de estos Gadgets, también se puede mencionar cómo han cambiado los medios de comunicación.

Hoy día hay millones de personas que escuchan la radio a través de internet haciendo uso de podcasts. Este formato comunicativo es también una revolución, porque permite hacer “radio” sin tener que depender de grandes grupos mediáticos.

Cambios en la movilidad y en los sistemas de pago.

La movilidad, que es uno de los grandes caballos de batalla en la crisis climática que sufrimos, por la dependencia de los combustibles fósiles, ve en los vehículos eléctricos de batería una alternativa interesante. Muchas ciudades llevan años trabajando en nuevas ordenanzas para adaptar sus redes de tráfico al uso de patinetes eléctricos y otros vehículos de movilidad personal. En casa, la vinculación de la tecnología se vislumbra con los electrodomésticos inteligentes y los sistemas domóticos.

Por otra parte, si mencionamos el uso de monedas y billetes como medio de pago es algo que hemos visto reducirse cada vez más. Ya no es solo que el pago con tarjetas de crédito y débito sean la norma en muchos establecimientos, sino que se han habilitado otras fórmulas como el sistema NFC para el pago con el móvil o las apps de las entidades financieras para envío inmediato de dinero.

¿Y el futuro, hacia dónde camina la tecnología en el futuro?

Una vez superada la pandemia, o al menos controlada, muchos grandes marketplaces, las plataformas de ecommerce más potentes del mundo, están registrando resultados negativos. Pasar más tiempo fuera de casa, no verse obligados al confinamiento, se traduce en un menor consumo a través de internet.

Las cifras revelan en la mayoría de casos que el comercio electrónico ha venido para quedarse, pero que tendrá que convivir con la venta a través de canales físicos. Sucede con este tema algo parecido al libro digital y la literatura en papel. La primera amenazó durante años a la lectura tradicional, pero nunca pudo rebasarla, y actualmente conviven como dos formatos válidos.

En cuanto a la evolución de las tecnologías, pues se habla mucho de la inteligencia artificial, que incide directamente en los algoritmos y en los comportamientos de los usuarios en internet, del internet de las cosas o de tecnologías Blockchain, con los NFT o las criptomonedas como grandes impulsores y como posibles burbujas que antes o después acabarán explotando.

Está aún por ver hacia dónde nos llevan los avances tecnológicos, pero lo que es indudable es que con ellos no siempre es oro todo lo que reluce. La tecnología no es buena per se, sino que hay que saber sacar el mejor partido de esa innovación y utilizarla con fines positivos para la sociedad.

Autor:José Antonio Gil