Se perdió el control de la basura espacial: ¿Qué tan grave es el problema?

En nuestra historia hemos logrado conmemorar fechas importantes a través de la historia, como la primera vez que el hombre pisó la luna, o más reciente, el lanzamiento del telescopio James Webb, el instrumento de estudio espacial más reciente. Sin embargo, no todas las fechas son felices o alegres, existen algunas como la del 4 de marzo de 2021 que sinceramente debería darnos pena. La hazaña en esta ocasión fue que, por primera vez en la historia, un fragmento de basura "made in Earth", fuera de control y de origen dudoso, impactó contra la superficie de la Luna.

Una de las cosas más impresionantes es que el origen de esta basura espacial se desconoce completamente. Además, esa basura impactó sin que nosotros la hayamos enviado allí, hecho totalmente bochornoso.

Si bien sabemos que este no es un problema ni nuevo, ni menor, no es fácil llevar una cuenta de cuánta basura espacial hay. Sin embargo, disponemos de algunos datos que nos ayudan a dimensionar el problema. Un informe publicado hace dos meses por la NASA muestra que la órbita baja de la Tierra acoge al menos 26.000 fragmentos iguales o mayores que una pelota de béisbol, tamaño suficiente para destruir un satélite. De las dimensiones de una canica habría más de 500.000 y más de 100 millones similares a un grano de sal.

Para completar el cuadro, los datos de la Agencia Espacial Europea (ESA) estiman que habría en torno a 7.800 satélites en el espacio, buena parte de ellos sin actividad, y 36.500 piezas de basura espacial que pasan de los 10 centímetros. Puede parecer una talla minúscula, pero si uno de ellos impactara contra el traje de un astronauta podría perforarlo y ponerlo en un serio aprieto.

Esta basura actualmente se encuentra, podría decirse, “vigilada”, pero hasta cierto punto y no de una manera natural y controlada. Gran parte de la atención está puesta en el ámbito de las órbitas terrestres bajas, situadas a una altitud que no suele pasar de los mil kilómetros y se utilizan, por ejemplo, para la ISS o las imágenes satelitales. La cuestión es ¿qué ocurre con la basura más alejada? Esa basura es la que está más cerca de la luna, y no se encuentra a cargo de nadie, es decir, no hay ningún grupo u organización que se encargue como tal de rastrear los objetos más distantes en el espacio.

Actualmente el sistema de rastreo de basura es un sistema que puede y debe pulirse y el ejemplo perfecto para eso es el impacto que tuvo nuestra basura con la cara oculta de la luna. En ese sentido, expertos aseguran que incluso en la región más próxima la eficacia del control se reduce cuando hablamos de pedazos de escasas dimensiones.

Otra pregunta que surge cuando hablamos de basura espacial es lo que ocurre con toda ella, y pues, básicamente gran parte de esos fragmentos acaban incinerándose al caer en la atmósfera. Sin embargo, la que no cae a la atmósfera representa un grave problema para las distintas misiones espaciales, como la Estación Espacial Internacional (ISS).

Ahora bien, ¿Qué se está haciendo para evitarlo? pues más allá de las iniciativas para monitorear la basura espacial o directamente eliminarla, a lo largo de los últimos años se han registrado algunas iniciativas que buscan imprimir cierto orden y coordinación en la generación de escombros espaciales. Entre ellas destaca una que se publicó en el año 2022 por el Comité Interinstitucional de Coordinación de Desechos (IADC), estas son unas serie de pautas para "la mitigación de desechos espaciales", una suerte de base para establecer una legislación y normas técnicas. Entre las medidas se incluye el compromiso de que las naves no conserven combustible explosivo a bordo tras sus misiones, realizar maniobras para evitar colisiones o el requisito de que las naves en órbita terrestre baja deban retirarse al cabo de 25 años.

Autor: Carlos Prego

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