Nunca dudaremos de la NASA, pero si nos preguntamos ¿Para que lanzó al espacio un platillo inflable?

¿Por qué la NASA hizo esto? 

La NASA tiene dos muy buenas razones para haber lanzado hace poco un platillo volador inflable, una relativamente ortodoxa y otra que no lo es tanto. La primera consistió en transportar un nuevo satélite meteorológico que nos ayudará con nuestros pronósticos, las labores de monitorización y el control de la crisis climática. La segunda, mucho menos convencional y encargada por la NASA, pasaba por lanzar una especie de platillo volador inflable que, luego del despegue, quede flotando a mitad del océano pacífico. 


Básicamente, lo que busca la agencia norteamericana con el lanzamiento Atlas V junto al satélite JPSS-2 es buscar convertirse  en uno de nuestros aliados más valiosos en las las misiones espaciales a Marte, Venus o Titán, es decir, convertir al platillo en la mitad del océano pacífico en una especie de freno que facilitar los aterrizajes, tanto en otros planetas o lunas como en los retornos a la Tierra.


Otro aliado para pisar marte

Marte presenta una atmósfera mucho menos densa que la de nuestro planeta, lo que representa un desafío considerable a la hora de frenar las naves y posarlas en su superficie. En la actualidad podemos llevar a la superficie del planeta rojo alrededor de una tonelada métrica, suficiente para el rover Perseverance, pero…


¿Qué pasará cuando en el futuro queramos organizar misiones más ambiciosas, que incluyan equipos para experimentos o tripulaciones humanas?

La NASA es consciente de que los aeroshells actuales, los caparazones rígidos que ayudan en la desaceleración y protegen las naves durante la entrada en la atmósfera, representan una solución limitada y han decidido buscar una alternativa. Un modelo inflable que puede desplegarse a una escala mucho mayor, esté protegido por un escudo térmico flexible que actúe a modo de un enorme sistema de frenado.


¿Cuáles son los resultados que espera obtener la NASA? 

Alrededor de 90 minutos después del despegue, el dispositivo se separó del satélite polar y emprendió su propio experimento, reentrando en la atmósfera terrestre durante una maniobra que quedó registrada de forma minuciosa gracias a los sensores que incorpora. Los investigadores recabaron datos para evaluar el comportamiento de su escudo térmico y la respuesta de los materiales.


El material acabó cayendo en el Océano Pacífico, a unas 500 millas de Hawái, un par de horas después del despegue. El proceso quedó bien documentado y muestra a LOFTID descendiendo bajo un paracaídas justo antes de acabar flotando en el agua.


¿Nos acerca a Marte?

Este es un  experimento breve y curioso que quizás algún día nos ponga las cosas mucho más fáciles para pisar el planeta rojo o durante las maniobras de retorno a nuestro propio planeta.

Fuente: Xataka

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