Las 'smart cities', una utopía inalcanzable desde hace 60 años

En 1959, en un breve ensayo titulado El gran juego por venir, Constant Nieuwenhuys, por entonces un poco conocido artista visual holandés, describió una nueva ciudad utópica, a la que denominó "Nueva Babilonia" o New Babylon. "Los inventos técnicos que la humanidad tiene a su disposición hoy en día tendrán un papel muy importante en la construcción de los ambientes de las ciudades del futuro", afirmaba el autor proféticamente.


Como casi todas las utopías imaginadas sobre el futuro, New Babylon nunca se llegó a construir. Se manifestó solo en dibujos arquitectónicos, bocetos, mapas, collages y películas experimentales. Su creador, más conocido como Constant, imaginó su ciudad como una compleja red donde los espacios artificiales y naturales estarían unidos por infraestructuras de comunicación y se tendría que "recurrir a un ordenador" para resolver los complejos problemas organizativos. Pero New Babylon iba a ser algo aún más radical: un lugar donde las nuevas tecnologías reemplazaran el trabajo monótono por procesos automáticos y permitieran a los habitantes de la ciudad experimentar una "vida nómada de juego creativo".

 

Hoy en día, la idea de Constant parece profética. Sin duda, habrían hecho falta ordenadores para su visionario concepto de un entorno en el que cada persona pudiera, en cualquier momento y en cualquier lugar, "alterar el ambiente ajustando el volumen del sonido, el brillo de la luz, el ambiente olfativo o la temperatura". 


Ya para el año 1974, Constant dejó de trabajar en New Babylon, la Oficina de Análisis de la Comunidad de Los Ángeles (CAB, por sus siglas en inglés, en EE UU) publicó un informe poco conocido, titulado El estado de la ciudad: un análisis de grupos de Los Ángeles. El informe ofrecía los lugares habituales de la investigación urbana: análisis estadístico, datos demográficos y evaluaciones de viviendas. Pero lo que no estaba muy claro era cómo la CAB había reunido estos datos.


Mientras que los teóricos del urbanismo ubican de forma un tanto miope el concepto de "ciudad inteligente" o smart city en la década de 1990, cuando se podría decir que IBM acuñó el término por primera vez, la investigación de la CAB representa uno de los primeros esfuerzos a gran escala para modelar el entorno urbano a través de big data. Al usar una combinación de recopilación y almacenamiento de datos computarizados, técnicas de análisis estadístico de grupos, fotografía infrarroja en color desde el aire (lo que hoy en día llamaríamos detección remota) y la comprobación directa "sobre el terreno" (es decir, conduciendo por la ciudad) de las imágenes aéreas, el análisis de la CAB fue muy diferente de los intentos anteriores. La CAB dividió la ciudad en grupos que representaban algunas características sociogeográficas que parecen directamente sacadas de las redes sociales actuales: "los solteros de Los Ángeles", "los pobres de la ciudad", "los suburbios estilo años 50". Lo que realmente reveló el análisis de grupos fueron las correlaciones entre las fuerzas socioeconómicas que se podrían usar como indicadores de qué barrios caían en la pobreza y en el "deterioro urbano".

Aunque innovador para la época, el uso de las tarjetas perforadas y las bases de datos computarizadas por parte de la CAB no fue el único proyecto de este tipo. Formó parte de un conjunto mucho mayor de experimentos centrados en reinventar lo urbano a través de los procesos computacionales, los cuales empezaron a llevarse a cabo en los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial.


Lo que es interesante sobre las visiones tempranas y actuales de las redes de sensores urbanos y el uso que se podría hacer de los datos que producen es lo cerca y lo lejos que están del concepto de Constant de lo que tales tecnologías iban a generar. Las imágenes tecnológicas de New Babylon eran una visión de una ciudad inteligente “sin marca”, al contrario que la de IBM, por la extracción de datos a gran escala para aumentar los flujos de ingresos a través de todo, desde el parking y compras hasta la atención médica y el control de servicios públicos. Nueva Babilonia era rotundamente anticapitalista; se formó por la creencia de que las tecnologías omnipresentes y conscientes de alguna manera, algún día, nos liberarían de la monotonía del trabajo.


Si damos por sentado que los datos son más importantes que las personas que los crean, reducimos el alcance y el potencial de lo que los diversos seres humanos pueden aportar a la "ciudad inteligente" del presente y del futuro. Pero la verdadera ciudad "inteligente" no solo consiste en flujos de mercancías y redes de información que generan ingresos para las empresas como Cisco o Amazon. La inteligencia proviene de los diversos seres humanos de diferentes géneros, culturas y clases cuyas identidades ricas, complejas e incluso frágiles al final hacen que la ciudad sea lo que es.

Fuente: Technologyreview

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