La caída de las criptomonedas no reducirá el consumo de energía
El precio máximo histórico de las criptomonedas (Más de 30 mil dólares americanos en noviembre del año pasado) se ve muy lejano, más aún si lo comparamos con la caída en picada que ha tenido en las últimas semanas. Sin embargo, esta caída no reducirá el impacto climático ni el consumo energético de estos activos. Pero ¿Por qué? pues básicamente porque la huella ecológica de las criptomonedas depende de su valor en el mercado, no obstante, el uso intensivo de energía se mantiene idéntico y al margen de las alteraciones bursátiles.
Uno de los mayores expertos del mundo en el impacto ambiental y energético de las criptomonedas, y fundador de Digiconomist, una página web que monitoriza la sostenibilidad y el consumo de energía de los proyectos cripto, el científico de datos Alex de Vries explicó que “a no ser que el Bitcoin colapse, no hay ninguna razón para esperar un descenso de su impacto ambiental”.
De hecho, sus investigaciones han mostrado que el uso intensivo de energía por parte de los ordenadores que generan las criptomonedas se incrementa a medida que suben los precios. Sin embargo, al bajar el valor, no desciende al mismo ritmo el consumo de electricidad, por lo que el impacto ambiental es el mismo.
Las estimaciones de De Vries indican que las redes de Bitcoin consumen unos 204 teravatios a la hora todos los años. ¿En qué se traduce esto? pues básicamente esta es la misma cantidad de electricidad que consume un país como Tailandia a lo largo de un año. A eso habría que sumarle el impacto ambiental de las otras criptomonedas. Ethereum, por ejemplo, consume alrededor de 104 teravatios anuales, lo mismo que todo Kazajistán.
En otro estudio dirigido por De Vries unos meses atrás, se determinó que la minería de Bitcoin produce cada año cerca de 30.700 toneladas de chatarra electrónica. De media, cada transacción en criptomonedas genera 272 gramos de chatarra electrónica. Un iPhone 13, por comparación, pesa 173 gramos. Según los datos recabados, los ordenadores utilizados para la minería de Bitcoin se vuelven obsoletos muy pronto. De media, estos dispositivos tienen una esperanza de vida de solo 1,29 años.
Autor: Bernardo Álvarez