Burj Khalifa: Una maravilla de la ingeniería

A los seres humanos les encantan los desafíos. Y si estos están relacionados a proyectos arquitectónicos, aún más. Muchas veces, imaginamos rascacielos tan ambiciosos que son casi imposibles de construir, como el X-Seed 4000. Aunque, por lo general, solemos tener éxito en nuestra tarea de materializar megaestructuras.


Otro gran ejemplo de nuestra ambición es el Burj Khalifa. No solo es el edificio más alto del mundo, que es realmente espectacular, sino que es una auténtica obra de ingeniería. Ubicado en Duabi, una ciudad desértica cubierta de una inestable alfombra de arena.

Una ciudad vertical en el corazón del centro financiero de Dubái

El Burj Khalifa es una de las más recientes manifestaciones de lo que Emiratos Árabes Unidos quiere reflejar. El país, que durante mucho tiempo ha dependido de su importante papel en la industria del petróleo, empezó a diversificar su economía. Parte de su plan, es convertirse en uno de los destinos turísticos más codiciados. Y, ciertamente, el hecho de decir que se visitó el “edificio más alto del mundo” es un atractivo innegable.


De acuerdo a The Skyscraper Center, el Burj Khalifa tiene 828 metros (829,8 metros si contamos su antena) y 162 pisos. Tras su inauguración, en enero de 2010, recoge CNN, superó al famoso Taipei 101. Este edificio, situado en Taipei, Taiwán, tenía 106 pisos en una altura de 509 metros, por lo que perdió el título del edificio más alto del mundo a manos del colosal proyecto de los emiratíes.


En su interior, entre otras cosas, el edificio tiene una plataforma de observación abierta al público, un mirador, varios hoteles, uno de ellos diseñado y amueblado por el diseñador italiano Giorgio Armani, varios restaurantes, piscinas, bibliotecas y gimnasio. Además, es el hogar de algunas compañías que tienen sus oficinas. Incluso, hay varios espacios residenciales que son el hogar de muchas personas. Veamos algunos de los secretos de esta sorprendente estructura.

El Burj Khalifa, sus secretos de construcción

Más allá de toda su belleza, el Burj Khalifa se mantiene en pie gracias a un innovador sistema de construcción. Para desarrollarlo, los propietarios del proyecto, Emaar Properties, contrataron a algunos de los profesionales más renombrados del sector. Según Encyclopædia Britannica, el diseño estuvo a cargo del estudio estadounidense Skidmore, Owings & Merrill, con sede en Chicago. Adrian Smith y William F. Baker se desempeñaron como arquitecto e ingeniero estructural respectivamente.


El equipo de Baker analizó el suelo del lugar en que se construiría el Burj Khalifa y se encontró con que los cimientos debían asentarse sobre roca sedimentaria, que no es comparable con la estabilidad de otras rocas. Cometer un error en la construcción de los cimientos podría significar que el edificio comenzará a hundirse en el futuro, poniendo el peligro todo el proyecto, la inversión y la reputación de todos los actores involucrados en el mismo.


Así, según recoge ‘Diseño de cimientos para Burj Dubai: el edificio más alto del mundo’, al equipo se le ocurrió construir una gigantesca base de hormigón conocida como “fundación de balsa” de 3,66 metros con una profundidad de 7,3 metros y una superficie de 7.432 metros cuadrados. Todo el peso del Burj Khalifa está repartido equilibradamente en la base, que a su vez está sostenida por 194 pilotes de hormigón que se sumergen a casi 50 metros de profundidad a lo largo del terreno arenoso.


Una vez superado el principal obstáculo, los responsables del proyecto se pusieron a trabajar en la estructura de 828 metros. En esta fase también apareció un nuevo desafío. ¿Cómo construir el edificio lo suficientemente seguro y lo suficientemente rápido? Para ello implementaron un sistema conocido como encofrado trepante, que permitía construir todo un piso en aproximadamente tres días. Con el sistema de encofrado tradicional habrían demorado una semana por piso.


Los ingenieros también debieron utilizaron una innovadora solución para evitar que el Burj Khalifa sea afectado por la fuerza del viento. Por lo general, los edificios grandes tienen un sistema conocido como amortiguador de masa, que consiste en un contrapeso suspendido en la parte superior que actúa con los movimientos y evita que la estructura se balancee peligrosamente.


Por otro lado, el Burj Khalifa cuenta con su propia planta de refrigeración externa. Conocida como Emaar District Cooling Plant -3, está situada a aproximadamente un kilómetro del edificio. Según explica Time Out Dubái, la misión de esta es suministrar agua fría para el sistema de aire acondicionado del edificio a través de varios kilómetros de tuberías subterráneas. El sistema además extrae aire de los pisos superiores donde el aire es más fresco y limpio para mantener la temperatura del edificio dentro de los parámetros normales.


Burj Khalifa se ha convertido en realidad gracias a la combinación de sorprendentes innovaciones. Los responsables del proyecto, de no haber tenido la pericia necesaria, no habrían conseguido construir semejante estructura. Para los amantes de este tipo de proyectos, hay buenas noticias. En la actualidad hay proyectos mucho más ambiciosos. Uno de ellos es el de la Jeddah Tower, un rascacielos de 1 kilómetro de altura que empezó a construirse en 2013 en Yeda, Arabia Saudí, y que podría estar listo en 2026.

Fuente: Xataka

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